martes, 2 de febrero de 2010

El Brujo de Platanal (cuento llanero de fantasmas)

Las muchachas del pueblo no se atrevía a salir solas por el miedo que les infundía.
Imagen en el archivo de César Garay





El tema de los falsos brujos sacude desde siempre el corazón de los llaneros casi en idéntica proporción al tema de los reales poderes de la hechicería. En las comunidades tradicionales y hasta en los centros urbanos modernos, los hechiceros mantienen su vigencia de siglos atrás. Este texto se involucra en ese submundo tan apasionante, enlazado con el destino fatal de otro de los pueblos fantasmas del Llano.

EL BRUJO DE PLATANAL 

Eran pocos los habitantes del olvidado caserío llamado Platanal, y menos aún eran sus riquezas. Dedicados al campo, su gran placer consistía en escuchar cuentos y coplas del anciano del lugar. En una noche de luna llena, mientras la brisa arropaba los árboles y las sombras se hacían más largas, apareció, ante ellos, un hombre de pequeña estatura, ojos profundos y piel canela, para colmo vestido de negro, tras él una mula portando pesados sacos de fardo, llamando la atención de aquellos campesinos que lo miraban recelosos, ya que nunca antes lo habían visto por aquellos lugares.
Él visitante se les acercó y con voz ensayada de sacerdote les dijo:
–Benditos sean todos los presentes, largos sean sus días y venturosos sus caminos.
Sorprendidos por su labia, uno de los parceleros del señor Luis, le pregunta:
– ¿Qué le trae, por aquí? Se ve que viene de lejos.
–Me llamo Juan Camacho, y soy un faculto curandero. Mi maestro es un famoso mago allá en el lejano Egipto. En las otras tierras del Llano me conocen como Juan Mayordomo, porque a las enfermedades mayores yo las someto con mis recetas facultas, pero pasé de retirada, con rumbo hacía Guárico.
Pedro, el jefe de los parceleros de allí, vio en ese recién llegado una oportunidad de hacer dinero. Con voz de hombre admirado le dice:
–Quédese por acá. Yo le ofrezco unas de mis gallinas.
Luego, Luis, hermano de Pedro, presintiendo la jugada por venir, le dice:
–Sí quédese. Yo le ofrezco una vaca, para sobreviva mientras se acomoda; que con la pura leche saca el queso y la cuajada. Después nos pagará.
Y de esta manera el faculto curandero pactó su permanencia en ese caserío. Otro, de los inocentes sembradores, sí dijo con honestidad:
–Gracias a Dios, porque en este caserío no hay nadie quien cure las enfermedades de la gente.
Enseguida, el señor Luis mandó a que le alojaran en una de sus casas que estaba vacía y el señor Pedro le encargó a una señora su alimentación. Al día siguiente se corre la voz de que ha llegado quien cure las enfermedades. Pero, allí pocos imaginaban era que ese hombre sólo era faculto para engañar, para ganar dinero con el sudor de los otros. Juan Camacho, aplicó la única fórmula que conocía: pagarle a varios campesinos arruinados, para que dijeran que él les había curado cuanta molestia tenían.
A la semana ya contaba con los pacientes necesarios para montar su propio consultorio dedicado a “San Juan”. La gente venía de otros caseríos e incluso pueblos. Platanal, casi de un día para otro, se convirtió en un sitio próspero como lo previeron el señor Luis y el señor Pedro. Los pobladores sólo se ocupaban de tener provecho de los visitantes. Todo marchaba rápidamente bueno como nunca se había visto en el Llano. Entre aquellos aquejados llegó al consultorio una hermosa mujer morena, una viuda, llamada Petra, aquejada de fuertes dolores. Le acompañaba, Mariela, su única hija, de apenas veinte años.
Con agilidad, Camacho, le da una pócima preparada con ramas de morichal, llantén y brusca, aparte de muchas otras hierbas que desconocía. Manoseando el cuerpo de Petra, empezó a orarle así:
-San Marcos de León, el que amansó a la Draga y al Dragón: Amánsale el dolor a esta mujer, como Jesucristo amansó a Pilatos contra la cruz.
Aunque Juan pretendía a la mujer y quiso curarla, al no saber de remedios la mató. La noticia fue impactante. Juan, entonces, ideó que sus fieles sirvientes corrieran la voz de que aquella muerte fue cosa del destino. Tanto lo repitieron que nadie dudaba de aquella mentira. Al tiempo, llegó la hora de festejar los días lluviosos de “San Juan Bautista”, las fiestas de aquel caserío engrandecido. Todo lo malo se olvidaba con la música del campo, los bailes, las terneras abundantes y las sonrisas.
Sin embargo, no dejaba de llover. Esas copiosas lluvias dejaban muchas enfermedades, por lo que la gente empezó acudir cada vez con más frecuencia al consultorio para suplicarle su ayuda contra una peste que los azotaba. Juan Camacho se queda pensativo y luego les dice:
-No se preocupen. Yo tengo el medicamento indicado para evitar este mal; pasen mañana al amanecer.
Y así sucedió, al día siguiente todos se presentaron donde Juan Camacho y se llevaron las bebidas a sus casas, se las tomaron y rápidamente les causó la muerte. En aquella desolación sólo sobrevivió, la hija de aquella mujer viuda llamada Petra, que murió antes de la supuesta peste. Ella sobrevivió por varios meses entre los matorrales, vigilando todo lo que hacía Juan Camacho, para saber cual fue la causa de la muerte de su madre y para aprender las artes negras de la magia y así vengarse del falso brujo.
Camacho, pensó que había quedado solitario en Platanal, apoderándose de las tierras, las casas y los demás bienes de los muertos. Pero la lluvia no cesaba. A los seis meses, un día miércoles en la mañana cae una fuerte lluvia final, con truenos horribles y una brisa que demolía lo que encontraba a su paso. Esa misma noche, le ocurrió una terrible aparición al “Brujo Juan Camacho” era un hombre sin cabeza, diciéndole:
–Pagarás por todo el mal que le has hecho a esa gente.
Y, de esa manera, el falso “Brujo Juan Camacho” muere de la impresión.
Luego de lo ocurrido, por fin escampó. Mariela, la hija de la asesinada Petra, satisfecha con su venganza, sale del caserío. Llegó a un pueblo llamado San Bernardino, contando aquella trágica historia. Fue lo único que quedó de un caserío llamado “Platanal”, que ahora se pierde en el olvido.

NotaCo-autoras: Evelyn Maholy Ceballos Pérez, reside en Tinaco, donde nace, el 10 de marzo de 1985. Nailet Teresa Franco Silva, reside en El Pao, donde nace el 8 de septiembre de 1988. Ircris Dalila Tovar López, nació en Tinaquillo el 26 de diciembre de 1989 y reside en El Pao. Naileth Norimar Rodríguez Molina, nació en Tinaco, el 11 de diciembre de 1988, reside en Tinaquillo. Carmen Julia Álvarez, nació en Maracay, Aragua, el 24 de julio de 1980, reside en San Carlos.


17 comentarios:

Unknown dijo...

Que trste historia por supuesto que todo loe en la tierra se hace pues en la tierra se paga. es muy bien merecida la muerte para juan camacho que no era mas que un farsante,
Yusleidy Guevara (Apartadero Cojedes)

oswaldo dijo...

Las persona sin estudio puede tener lo que para muchos es un sexto sentido,el caso de Mariela que con su percepción pudo discernir que Juan Camacho era un disfrasado bajo la hierva del campo.

Oswaldo Delgado.

oswaldo dijo...

Las persona sin estudio puede tener lo que para muchos es un sexto sentido,el caso de Mariela que con su percepción pudo discernir que Juan Camacho era un disfrasado bajo la hierva del campo.

Oswaldo Delgado.

oswaldo dijo...

Las persona sin estudio puede tener lo que para muchos es un sexto sentido,el caso de Mariela que con su percepción pudo discernir que Juan Camacho era un disfrasado bajo la hierva del campo.

Oswaldo Delgado.

Unknown dijo...

Esta cuento nos sirve de reflexión ya que no podemos confiar en un desconocido así como lo hizo esa gente inocente del caserío " platanal".
Jose Hera Macapo

Unknown dijo...

En esta historia nos encontramos la avaricia de un hombre que poco apoco lo fue llevando ala muerte, tan bien les escribo para decirle a las persona que puedan leer estos comentario que se percate de las persona que conocen y que no conocen en especial las que llegan a un pueblo como el que nos cuenta la historia para tratar de evitar dallo mayores.
yarlin correa macapo

oswaldo dijo...

toda mentira por muy blanca saldrá a la luz,juan camacho,penso que jamás nadie lo iba descubrí ,pero el destino se encargo de darle la misma medicina.

Oswaldo Delgado,Química.

Unknown dijo...

Una excelente historia que nos deja como enseñanza que uno como persona no debería confiar en personas desconocidas, ya que nos puede suceder como a las personas del pueblo "Platanal" que mediante las mentiras y avaricia del brujo los llevo a la muerte, creyendo que era un curandero y que venia a hacer un bien, pero como las mentiras siempre se descubren, el fue descubierto por la única persona que sobrevivió y quien quiso vengar la muerte de su madre y así llevo a la muerte al "BRUJO JUAN CAMACHO", quien tuvo su merecido final por todo el mal que hizo.

Wilmer Arana
Macapo.

Unknown dijo...

Quiero destacar que me parece muy útil eso de colocar enlaces relacionados. Es una buena idea; porque así uno sabe donde remitirse si se interesa en el tema.

Clarisa T. dijo...

Un relato tradicional y muy bueno, que nos deja triste, pero con su "moraleja" acaso, pues a veces lo aparente es engañoso y hay que desconfiar, tener esa prudencia. Y es verdad, que al final todo se paga, lo malo tambien tiene su merecido, aunque haya veces que se lleva a su paso lindas cosas inocentes.... Me gsutan estas riquezas llaneras. Saludos!

Unknown dijo...

Esta historia que narran Evelyn Ceballos, Nailet Franco, Ircris Tovar, Naileth Rodríguez y Carmen Alvarez. Muestra que valerse de la ignorancia, de la inocencia de nuestros congéneres ha sido la norma desde el principio de los tiempos. La máxima de Thomas Hobbes que dice que "El hombre es el lobo del hombre" es cruelmente cierta.

Unknown dijo...

La obra, el brujo Juan Camacho, no deja ver con claridad que antes de brindar nuestra confianza a una persona se debe indagar sobre su vida, porque hay personas como el personaje protagonista que se vale de la avaricia de unos y la inocencia de otros como los habitantes del caserío platanal, para hacer su agosto; pero que gracias a Dios la verdad siempre impera y en este caso quedo una persona que pudo relatar y dar a conocer las mentiras y daños que había hecho falso brujo.

Danilo Riobueno dijo...

En el cuento del brujo Juan Camacho, tienen singular notoriedad la ingenuidad del campesino (cosa que en la actualidad no me parece tal), el apego hacia las facultades médicas no científicas y el aprovechamiento de parte de los vivos de la ignorancia de quienes se dejan engañar. Con respecto a este último particular en toda Venezuela aún se mantiene en boga, y será nuestro conocimiento quien nos hará alejarnos de esta ignorancia tan dañina para muchos.

Sandra Bar dijo...

¡Muy buena historia sobre la mentira, las ganas de ser rico a través del engaño sin importar las consecuencias que hasta pueden traer la muerte! Por desgracia, hay mucha gente asi.
Me gusto mucho, gracias por compartirla! Es muy importante que estas leyendas no se pierdan con el tiempo, tienen un valor y un mensaje demasiado importante!
Cordiales saludos.

alfmega Marín dijo...

Al leer cosas así es cuando se da cuenta uno de la utilidad didáctica y moralizadora de la literatura,Muy bueno de nuevo Isaías, comparto.

Unknown dijo...

Esta historia se puede ver que es muy triste por todas las muertes que pudo causar el falso brujo llamado juan camacho engañando a todos los avitantes de ese caserío llamado "PLATANAL" diciendo que el curaba todo tipo de emfermedad y lo que asiA era ir matando uno por uno con sus malas hierbas.Este era un hombre sin cultura y sobre todo sin valores.Porque lo que queria era quedarse con todos los vienes que tenian los campesino pero el que actúa mal mal paga este falso brujo murio solprendido cuando un hombre estraño le apareció por eso le impacto la muerte.

Cuartoymitad dijo...

Una buena historia, con una moraleja muy a tener en cuenta.