sábado, 15 de agosto de 2015

CANCIONERO DEL GABÁN: Estudio, temas, fotografías y audio musical (1) Yorman Tovar

Gabana esperando por sus crías (archivo de Angello Jesmy Chiguire García)



Tomado de “MUNDOS POSIBLES DEL GABÁN” 
de  Yorman Tovar




Gabana  en su nido con sus pichones


"Gabanal" (archivo de Mariano Escalona) 



Introducción

Hacer un estudio acerca del discurso poético del gabán o garzón, figura paradigmática de la llaneridad, enunciada a través del joropo, equivale a irrumpir en un mundo de ficciones. Para tal fin es necesario recurrir -por lo menos- a un fundamento teórico pertinente y la teoría más apta para ello es la de  “Mímesis y Mundos Posibles” de   Lubomir Dolezel (1997). Según este teórico, la Mimesis en Literatura, “consiste en la recomposición de los elementos referentes en el texto creativo”, y  además agrega que, “sólo la ficción nos permite mirarnos en el espejo de nuestras posibilidades y encontrarnos con nosotros mismos”.
El planteamiento de Dolezel (1997: 77) ofrece “una semántica de la ficcionalidad radicalmente diferente”, pues de alguna manera es permeable a la subjetividad de la lírica para “vincular las ficciones, exclusivamente al mundo real”. En este sentido, el planteamiento dolezeliano manifiesta de tres tesis que justifican los Mundos Posibles de esas fábulas, cuyos referentes son elementos de la fauna, en el marco de la poesía musical llanera: 1) Los mundos ficticios son conjuntos de estados de cosas posibles. 2) El conjunto de mundos ficcionales es limitado y variado (la literatura no queda restringida a las limitaciones del mundo real). 3) Los mundos ficcionales son accesibles al mundo real.
Partiendo de ese fundamento teórico, el gabán como poesía musical, situado en ese contexto, traduce una infinidad de historias fabuladas de un animal, humanizado por los poetas orales, con el pretexto de aproximarlo a la propia personalidad del hombre llanero en cuantiosas facetas, habilidades y/o posibles conductas asumidas por los humanos: coplero, andariego, pícaro, pendenciero, ventajista, hacendado, faramallero; y hasta religioso y político.
En ese fabuloso universo poético-musical, el gabán, personificado en un rol de actor protagonista de tantas canciones llaneras, permite la posibilidad de idear, en torno a su figura y bajo el signo de la ficción,  hasta su partida de nacimiento: Su madre podría ser la inmensa llanura, atmósfera con vientre de mujer que, conforme a Olivares González (2005:. 139), “para el coplero representa la madre naturaleza, proveedora de beneficios en la cual se aprende a vivir en armonía con el medio y a la que se debe rendir culto por tantas bondades”. El vientre de esta llanura-mujer, bien pudiera ser la laguna, la resaca tupida de mangles y carameras, o la escuálida sombra de una palma de corozo. ¿Y su padre?: un poeta, músico o creador que todavía vaga entre dudas y suposiciones de la memoria colectiva del llano.
Algunos folkloristas relatan que este joropo tiene autoría musical anónima; y alegan, además, que en la época de la guerra de la Independencia venezolana, el General Páez ejecutaba el gabán en una bandola, mientras los copleros de su tropa le improvisaban letras. Otros cantautores actuales como José Alfredo Parra (2004, Trak 4), en su joropo “El gabán más viejo” afirma que ese progenitor musical fue Ignacio Ventura Figueredo, mejor conocido como “Indio” Figueredo. Así lo expresa en su canción:

Gabancito bullanguero,
himno y sabor de mi llano.
Tu padre fue un indio bravo
que te domó de cerrero.
Indio Ignacio Figueredo,
aquel que a la potra baya
le puso riendas de amor
pa buscar a María Laya.
  
Gabán en el estero (archivo de Criollita Radio Web)

El gabán o garzón pertenece al orden de las aves zancudas, como la grulla, el flamenco, el íbis y la variedad de garzas que pueblan el paisaje llanero. De esa gran ave se conocen en el llano tres especies: el gabán “Güesito”, de menor tamaño, el gabán “Pionío”, de tamaño mediano y el de mayor estatura y peso que es el “Garzón Soldado” o “Gabán Golillú”. El epíteto de soldado se debe a un pequeño copete rojo, semejante a una boina vasca, de medio lado; y una gorguera o golilla de color negro, que parece una corbata. El Golillú es la más pintoresca de las tres especies. Tal como lo representa el cantautor guariqueño Ángel Custodio Loyola en su joropo “El gabán golillú” (1972: Lado A Trak 3):

Soy el gabán golillú,
en el llano respetao,
soy grandote de tamaño
con el pescuezo enlutao.
En la laguna yo vivo
alerta y arremansao,
comiendo buena guarura
y muy sabroso pescao
de mi solitario llano
pocas veces me he alejao,
no tengo pa qué emigrá,
si aquí estoy bien respaldao.


Familia de Gabanes (archivo de Jesse Romero)


 La función mimética dolezeliana es el núcleo  de una teoría semántica, una teoría de la referencia ficcional que, condicionalmente “funciona si el prototipo particular de la identidad ficcional se encuentra en el mundo real”. De esta teoría surge la fórmula funcional de que “el particular ficcional (P/f) representa al Particular real (P/r).
En éste contexto del joropo, cada Particular ficcional (P/f) o personaje legendario (gabán) tiene correspondencia con cada Particular real (P/r) o individuo histórico (cantautores de la discografía llanera). Por ejemplo: “El gabán golillú” es el Particular ficcional (P/f) del individuo histórico o Particular real (P/r) Ángel Custodio Loyola.
La pintoresca fisonomía y la enormidad del tamaño de este plumífero, posiblemente sean los motivos que inducen al poeta-coplero a comparar al hombre con el mayor de las aves de la fauna llanera. Es preciso destacar que los registros disqueros están saturados de ficciones inspiradas en gabanes, textos por medio de los cuales, poetas y compositores atribuyen a este animal -más que virtudes- muchos defectos humanos.
 Es así como, a la mayoría de los Particulares reales (P/r) intérpretes del joropo  en tiempo de gabán, el público receptor les otorga el epíteto del Particular ficcional (P/f) o el título del gabán  que grabaron: Julio Salas (“El gabán malandro”), Nelson Morales (“El gabán camorrero”), Carmen Aguilar (“La gabana cojedeña”), Dámaso Rodríguez (“El gabán ofensivo”); y hasta existe un cantautor muy joven (no llanero, por cierto) que compuso “El gabán gay”, donde le endilga al gabán desviaciones sexuales. De hecho, ya el intérprete adoptó el pseudónimo de “El gabán gay”. En fin: “cada cabeza es un mundo”. Cada coplero tiene su gabán, como asevera Alfredo Parra (2004 Trak 4):

Todos tienen su gabán,
le cantan versos bonitos,
como el gabán de Loyola
y el de Marcelo Quinto,
el de Montoya y Eneas
y El Carrao de Palmarito,
el de Melecio y “Canario”
y el viejo “Juan Chiquito”.
El mío es un gabán muy viejo,
el mío es un gabán viejito,
es de Cunaviche adentro,
nació en Los Algarrobitos.
El cantar de sus cantares
 le fue brotando solito,
como nacen en el caño
el mangle y el corocito
y fue así como su canto,
sin trabas ni laberintos,
enamoró cian llanuras
con arpa de “Caujarito”.

Parra, aparte de otorgarle, directamente, la paternidad del gabán a Figueredo, lo describe como el más auténtico. Llanero de  añeja estirpe, natural del campo Los Algarrobitos, jurisdicción de Cunaviche del Estado Apure, cuyo cantar es puro e congénito con su condición de llanero, puesto que “le fue brotando solito, como nacen en el caño el mangle y el corocito”,  especies de la vegetación autóctona del llano.


"Cazando" (archivo de Ángelo Jessmy)

Discurso ofensivo y epítetos degradantes del gabán
La mayor parte de los discursos poéticos de este género son letras con expresiones de cacería y acechos a un animal indefenso; así como agresivas y deformantes de la conducta del gabán. La intención –sin lugar a dudas- es  despertar diversión jocosa  en el oyente y, a la vez, competir -el creador de cada discurso-  con el del resto de sus rivales.
Las primeras letras, cuyas características estructurales son: estrofas sueltas, casi sin unidad temática entre una y otra, y una diversidad de rimas que induce a pensar que no son  creaciones fidedignas de las personas a quienes le atribuyen las autorías, sino coplas de la literatura oral llanera, anónimas, compiladas y adaptadas a las notas del Gabán.
Al respecto Joel Hernández (2004) opina, de manera muy particular, que “los primeros llaneros que hicieron las grabaciones iniciales, presentaron al país temas musicales como de su autoría, en las cuales incorporaban muchas coplas del romancero popular del llano”.

Loyola y “El Gabán”: 
pioneros de los gabanes en la discografía
El cantautor Ángel Custodio Loyola, uno de esos precursores de la poesía musical llanera mediatizada a través del disco comercial y del espectáculo, parece ser quien primero hizo compilaciones de coplas para acomodarlas en el marco musical de ese joropo anónimo o con autoría de Figueredo, llamado Gabán. Percíbase la letra de “El gabán”, autoría del guariqueño, en voz de Adilia Castillo (1998 Trak 5):

1). Echa palante gabán,
echa palante garzón,
mira que te van tirando
con pólvora y munición.


 2). La manteca de gabán
es una manteca buena
que la usan las muchachas
pa peinarse la melena.

 3.) Echa palante gabán,
 echa palante paleta,
mira que te van tirando
con pólvora y escopeta.

4) .Yo tenía mi gabancito
a orillas de la laguna
con el piquito parriba
sin esperanza ninguna.

5). Ya con esta me despido,
gabancito, volveré
con la morocha en el hombro,
yo por ti regresaré.


Pareja de Gabanes en su nido

Las cinco coplas constituyen el discurso de un cazador, depredador de la fauna. Frases indicadoras del destino inexorable del pobre gabán que, posiblemente terminaría reducido a “manteca buena”, utilizada como cosmético femenino para peinarse. Frases lacónicas como “Sin esperanza ninguna”, aún cuando el gabán está a orillas de la laguna, su hábitat natural; y finalmente, cuando el poeta promete “volver con la escopeta morocha en el hombro” a buscar al gabán, nos dan la idea de que el poeta, más que recrearse en la figura del gabán, lo hace en su superioridad humana ante el indefenso animal, en desventaja,  que sólo actúa por instintos.

Referencias textuales
Dolezel, L. (1997). “Mímesis y mundos posibles”. En Garrido Domínguez, A. Teorías de la ficción literaria: los paradigmas. Barcelona-España: Arco/Libros, S.R.L.
Hernández, J. (2004). Entrevista no estructurada. Araure-Portuguesa.

Olivares González, M. (2005). El discurso poético de la copla dentro del contrapunteo llanero como expresión de la lírica de tradición oral. (Trabajo presentado como requisito para optar al Grado de Magíster Scientiarum en Literatura Latinoamericana). UPEL-Instituto Pedagógico de Caracas.


*Correría del Gabán (Juan de Los Santos Contreras, el  “Carrao de Palmarito” Disfrute audio-video en https://www.youtube.com/watch?v=qv9w3_NCJcAn


Referencias discográficas  

Loyola, A. C. (L.). Folklore (M.). (1972). El gabán golillú. En Ángel Custodio Loyola (Intérprete). Éxitos de Ángel Custodio Loyola. [LP Lado A Surco 3]. Caracas: Discomoda.

Loyola, A. C. (L.). Folklore (M.). (1998). El gabán. En Adilia Castillo (Intérprete). Clásicos de oro de Adilia Castillo. [CD Trak 5]. Caracas: Discomoda.

Parra, J. A. (L.). Folklore (M.). (2004). El gabán más viejo. En José Alfredo Parra (Intérprete). José Alfredo Parra: La búsqueda. [CD Trak 4]. Caracas: Discos Cachilapo.


CANCIONERO DEL GABÁN: Estudio, temas, fotografías y audio musical (2) Yorman Tovar

Gabanes en nido nupcial 
(archivo de Angello Jesmy Chiguiere García)

Gabán en pleno vuelo
(archivo de Ángelo Jessmy)

Cortejo entre gabanes 

Tomado de “MUNDOS POSIBLES DEL GABÁN” 
de  Yorman Tovar

“El gabán Pionío”

En esta composición el poeta Eduardo Hernández Guevara, en voz de Juan Izaguirre (2003 Trak 4), menos agresivo e insinuante sobre la persecución loyoleana, describe a “El gabán Pionío”, refiriéndose a la reproducción biológica del ave, puesto que “El gabán”, como macho que es, no se anida para parir, pero su gabana sí.
1). Gabán no pare en montaña
ni hace su nido en el cerro.
Como nace en la sabana
le pregunta a los garceros.

2). Yo tuve un gabán pionío
en mi casa, prisionero,
pero se acordó del río
y se fue para el estero.

En esta segunda estrofa, el discurso refiere la libertad del gabán lograda por sus propios medios, no por voluntad de su opresor, quien lo tenía sometido a una prisión, como si se tratara de un ave canora: turpial, arrendajo, canario o paraulata.

3). No te duermas, mi gabán
en mangles de Juanaparo,
no anides en Chamizal
porque hay mucho cunaguaro.

4). No te quedes en el Meta,
cuídate, mi gabancito.
Mira que la gente es mala
y le gusta el gabán frito.



Ignacio "Indio" Figueredo considerado el "padre" del ritmo Gabán

Las últimas dos coplas son consejos de padre a hijo, acompañadas de las  frases cordiales: “mi gabán”, “mi gabancito”, que es como interpretar “hijo mío” o “mijito”. Expresan, además,  cierto sentido de pertenencia. En torno a este discurso poético-musical, Hernández (Ídem) considera que el llanero, por naturaleza, es cazador, y, como una de sus presas preferidas es ésta zancuda emblemática, opina que “al gabán se precia por el hecho de hacer muchos platos de su carne, especialmente el guisos, que dice el llanero, es muy exquisito”.

El gabán vagabundo: especie de hijo pródigo
Es el prototipo del hombre joven tarambana, holgazán, de vida parasitaria, que vive del trabajo de su padre, que es quien produce, mientras el hijo pródigo malbarata la fortuna, a manos llenas. Es esa la idea que expresa José Vicente Rojas (s / f  Trak16), en la primera parte del joropo, en voz de “El Carrao de Palmarito”:

Qué gabán tan vagabundo
el que traje de Barinas.
Lo traje pa Calabozo
a cuidar una cantina,
porque allá vivía to el día
metido en “La Vizcaína”,
metido entre el aguardiente,
los bordones y las primas,
enamorando a las chicas
que por las calles caminan.
Es el azote, señores,
de los padres de familia
y no quiere trabajar
para ganarse la vida.


En la segunda parte hay un cambio de rima, y el discurso sigue representando al tunante incorregible, ya no en Barinas, sino en Calabozo:

Como el gabán es bonito,
bailador y embustero,
ahora se gasta una novia
que es hija de un parcelero,
en todas partes comenta
que tiene mucho dinero,
ganados en la sabana,
carros de último modelo.
A las muchachas les gusta
como baila el parrandero,
pero yo, que pago el pato,
porque me gasta el dinero,
lo voy a volvé a mandá
de  nuevo a sus correderos.


Gabán alzando el vuelo (archivo de Joropo, Llano y Leyenda)

“El gabán camorrero”: un hijo incorregible
Pendenciero, buscabulla, farrusquero, fanfarrón, camorrista –entre otros- son los distintos epítetos que recibe en cualquier parte de Venezuela, el individuo que se dedica a formar riñas públicas. En el llano, preferiblemente, se le llama “CAMORRERO”, y a la riña –por consiguiente- se le dice camorra.
“El gabán camorrero” de Nelson Morales (2003 Trak 20), a diferencia de “El gabán vagabundo”, agradable a las muchachas, bebedor y parrandero, es el negativo modelo del hombre, temido, rechazado por la sociedad, por sus hechos delictivos. Es –como el “Gabán vagabundo”- otro gabán pertinaz, un árbol que nació torcido, difícil de enderezar:

Señores, tengo un gabán
por cierto, muy camorrero.
Se mete a los botiquines,
bebe cerveza y añejo.
Cuando dice a echarse palos
forma pleitos que da miedo.
A mí la lengua me duele
de tanto darle consejos
que se aparte de lo malo,
que el tiempo no está muy bueno
y me dice el condenao:
déjeme seguir bebiendo,
no me venga a criticar
la vida como la llevo.

Su mismo mecenas, autor e intérprete,  describe el regreso del camorrero derrotado:

Por ahí como a los tres días
volvió a casa de regreso
con los dos ojos morados
y una herida en el pescuezo;
que se la dio el Golillú
 porque le faltó el respeto,
y sin embargo, mi amigo,
más parrandero se ha puesto.
Dice que deja la caña
el día que amanezca muerto.


Gabana con sus crías (archivo de César Martínez)

¡Este es el gabán golillú: 
Padre de todos los gabanes de Venezuela!
Con esa frase recitada, comienza Loyola su canción emblemática. El “Golillú” –coloquialmente hablando-  es un individuo amigo de lo más fácil, poco le gusta el esfuerzo. En el lenguaje popular,  connotativamente, GOLILLA es hallar una cosa fácil; “coger golilla”, y al que tiene esta tendencia facilista se le dice “Golillero”. Es posible que,  orientado por este vocablo, Loyola (1972 Lado A Surco 3) haya creado su “Gabán golillú”, el que confiesa no alejarse del llano porque allí tiene a su alcance las guaruras y el sabroso pescao.
No obstante, el significado denotativo, original de GOLILLA es Cuello, gorguera, gargantilla; y el Diccionario de la Real Academia la detalla como “especie de cuello de los togados. Plumas del cuello del gallo”; es decir, un adorno. Esta descripción coincide con la figura física del “Gabán golillú” o “Garzón Soldado”, el más grande de las tres especies, cuyo pescuezo es de plumas negras, y su especie de cresta parece una boina vasca de color rojo.
Este gabán de Loyola, “Padre de todos los gabanes de Venezuela”, uno de los pocos narradores  protagonistas, del universo poético del joropo en género de “Gabán”, logra someter al “Camorrero” en una riña.
 Esta expresión creó –como era de esperarse- disyuntivas  en la competencia artística de aquellos cantautores, generando enfrentamientos y contestaciones que fueron consideradas como innovaciones dentro de los medios discográficos y de radiodifusión sonora. Loyola llegó a decir que Nelson Morales había muerto por la boca, como el pez, al relatar que su “Camorrero” había sido “acoplao” por el “Golillú”. Tomando como base las coplas de Morales, responde  Loyola, en primera persona:

Una vez el Camorrero
que se la echa de apretao,
se me presentó a faltarme
a cuenta de andar rascao.
Según sus propias palabras,
llegó a su casa acoplao,
con una hería en el pescuezo
 y los dos ojos moraos,
porque eso si tiene este negro,
que el que lo busca,  lo ha hallao
y le dice la verdad
 en la cara al más pintao.

  

Gabanes y garzas (archivo de Joropo, Llano y Leyenda)

“El gabán malandro”: 
la jerga estrafalaria de los años 70
A principios de la década de los setenta el cantautor de Agua Blanca Estado Portuguesa, Julio Salas (s / f  Trak 4), ante la avalancha de gabanes de todo tipo, crea su “Gabán malandro” en un discurso hilado con parte de la jerga estrafalaria que para esos años del siglo XX utilizaban los delincuentes de bajos fondos. En su letra, el portugueseño alude al cantor argentino de baladas: Sandro, más para rimar el término malandro, que para descalificar al baladista de moda en América Latina:

“Voy a ensillar mi gabán
pa darle un parao a Sandro.
habla es de panita burda,
y es que el gabán es malandro.
raja curda, es “jipi”, choro
 y atracador de los bancos.
No hace tanto le quitó
la guardia un gran contrabando
donde traía “pinta” y “pisos”,
yerba maldita ocho sacos
lo precisó un “cachanota”
hasta la entrá de El Dorado,
pero él se la sabe toda
 y de allá se vino “pirado”.
El viernes lo conseguí
 con “senda” “cotorra”, bravo:
¡Mira, “pana”, con la “geva”
y en mi “rufa” pa  mi “gajo”.

En la segunda parte, el mecenas del gabán, igual que en los casos de “El gabán vagabundo” y “El gabán camorrero”, que aconsejan a sus maulas discípulos, éste gabán, más allá de inmolarse en el delito, aspira sembrar en su prole los anti valores socioculturales que lo caracterizan:

Le dije a mi gabancito
vámonos para los llanos
y me contestó: -“Pureto”:
en Capucha estoy casado,
 voy pa la zona macabr
 a buscar unos centavos
que me los manda Fidel
juntito de El Guarataro.
Después me vengo a Acarigua
porque allí estoy empatado
con la hembra que conocí
en Agua Blanca, en los baños.
Las esperanzas que tengo
es que esa geva me dé un chamo
pa enseñarlo igual que yo,
a mariguanero y malandro

*El Gabán y la Gabana (Héctor Hernández) Disfrute audio-video en https://www.youtube.com/watch?v=NGhu09Esg3o



Referencias

Loyola, A. C. (L.). Folklore (M.). (1972). El gabán golillú. En Ángel Custodio Loyola (Intérprete). Éxitos de Ángel Custodio Loyola. [LP Lado A Surco 3]. Caracas: Discomoda.

Morales, N. (L.). Folklore (M.). (2003). El gabán camorrero. En Nelson Morales (Intérprete). Puros gabanes [CD Trak 20]. Caracas: Discos Cachilapo.

Rojas, J. V. (L.) Folklore (M.). (s / f). El gabán vagabundo. En El Carrao de Palmarito (Intérprete). Puras criollísimas, varias. [CD Trak 16]. Caracas: Discos Cachilapo.

Salas, J. (L.). (M. Folklore). (s. / f.). El gabán malandro. En Julio Salas (Intérprete). El Disco de Oro, Julio Salas. [CD Trak 4]. Datos No Publicados.


CANCIONERO DEL GABÁN: Estudio, temas, fotografías y audio musical (3) Yorman Tovar

Noviazgo de Gabanes (archivo de "Llano Adentro")

Gabán llegando al nido


Pareja de gabanes "Huesito"
(Archivo de Lorena Herrera)

Tomado de “MUNDOS POSIBLES DEL GABÁN” de  Yorman Tovar

“El gabán peligroso”: colmo delictuoso 
de los anteriores gabanes
Se trata del gabán, sumamente terrorífico, creado por Eduardo Guevara, en voz de Francisco  Montoya (2000 Trak 9) Es la suma de todos los anteriores: entrépito, vagabundo, camorrero, mujeriego, ladrón, goloso, malandro, abusador. Lo caracteriza el perfil del consumado delincuente:

Es un gabán peligroso
ese gabán de Barinas.
Le sacaron un corrío
y no afloja la carabina.
En Guamito nadie quiere
a ese gabán de Barinas.
Lo invitaron a una fiesta
y se metió a la cocina,
se comió cincuenta hallacas
y un hervido de gallina,
se jartó de mazamorra
y se limpió con la cortina,
tiró los platos al río,
le dio un beso a Maximina,
le puso un ojo morao
al que atendía la cantina
 y le robó a unos bongueros
 un tambor de gasolina.
Por eso quieren mirarlo
en la cárcel de Barinas
y porque dejó a “El Carrao”
sin el amor de Corina.

(Archivo de Ángelo Jessmy)

Discursos poéticos en salvaguardia del gabán
Entre tanto discurso gabanístico, versificado y rimado, donde el coplero del llano recrea su imaginario, y se erige como “el muchacho de la película”, mientras cree resaltar sus condiciones de poeta, repentista y artífice del picante humor criollo, la  cándida figura del gabán  es entonces  representación del “villano” de cada fábula o historia. Detrás de su estampa descomunal, como en el cuento literario, en cada fábula se escuda un narrador omnisciente, y a veces testigo. Muy pocas veces como narrador protagonista.
El gabán encarna el papel o personaje que a cada autor se le antoja; y más allá de los ya mencionados en esta ponencia, figuran otros como: el polémico y prohibido “Gabán fracasado” de Rummy Olivo, “El gabán realengo”, “El gabán Senador”, “El gabán de San Juan”, “El gabán coleador” (primera versión de Rodrigo Centella) y segunda versión, la de Alfonso Palacios, “El gabán polifacético”, “El gabán sinvergüenza”, “El gabán ofensivo” (el que más contestaciones ha registrado en la discografía llanera); “El gabán político”, “El gabán perdido”, “La gabana cojedeña”, “La gabana sabanera”, “El gabán bolivariano”, “El gabán evangélico”, “El gabán chingo”, “El gabán de Marcelo”, del cual surgió aquel refrán: “Más apretao que el gabán de Marcelo”, refiriéndose a Marcelo Quinto. No obstante, prevalecen, entre tanto epítetos injuriosos, dos temas en especial, en defensa del honor y de la figura del que, verdaderamente, merece ser decretado como AVE EMBLEMÁTCA DEL LLANO.

                                                    (Archivo de Ángelo Jessmy)

“El propio gabán”: animal con hidalguía llanera
 Es una letra que pertenece a Diógenes Bermúdez, quien en una de las pocas voces femeninas del llano: Irma Sánchez (2003 Trak 16) prorrumpe, abogando por tan sufrido animal:
Gabán, gabán pico largo,
de plumaje distinguido,
 cantando quiero llegar
a la altura de tu nido
y llevarte la esperanza
que guarda el cielo encendido
cuando te mira en el aire,
adornando tu destino.
Gabán que adornas el llano,
te tienen como malvado
 y entre los venezolanos
no estás muy bien apreciado.
Yo quiero que te conozcan,
tal como te has cultivado
 para que borres la imagen
con la que te han presentado.


Gabán vigilando su nido

El gabán y la gabana: canto racional y ecologista
Es sin lugar a dudas esta composición, una verdadera contraparte al discurso ficcional que profana la conducta del gabán, y relata las intenciones persecutorias del hombre como depredador de la fauna.
El discurso poético de Joel Hernández procura la reivindicación, tanto del gabán como del hombre llanero, demostrando la viabilidad de reinventarlos, utilizando -aún cuando Hernández desconoce  teorías literarias como la de Breitinger, citado por Garrido Domínguez (1997: 14), quien en su opinión “el mundo real se encuentra rodeado de infinitos mundos posibles, fruto de la actividad poético-imaginativa”.
Refiere Hernández (2004): “Mi gabán emigra y huye del llano. Cree que puede hacerse de una fortuna si va para Cubagua”. Así emprende vuelo en busca de nueva vida, del llano a la Guayana, donde (desde dos perspectivas narrativas: Testigo el narrador y protagonista el gabán) relatarán las peripecias del perseguido animal. Así lo interpreta la voz de Héctor Hernández (s / f Trak 16):

Se marchó el gabán
de las tierras bonitas
del Llano hacia el mar.
Se fue pa Cubagua
dejando su cielo, estero y palmar
a buscar las perlas
que piensa, lo enriquecerán.
Hacia el mar se fue el gabán,
se embarcó en una curiara.
Viajando en el Orinoco
quiso pararse en Caicara.
Allí se encontró con una gabana
que no era llanera sino de Guayana.
Quédate en estas tierras, mi gabán,
no sigas pa la isla de Cubagua
 porque el agua salada te destiñe
las plumas del pescuezo y de las alas.
Le decía la guayanesa
que era una bella gabana.
Si te metes a minero 
conseguirás mucha plata
 y tendrás por compañera
a esta muchacha de Upata.


En la segunda parte del joropo, el gabán relata las persecuciones del hombre. Joel Hernández como Particular real (P/r) otorga su voz para que el gabán como Particular ficcional (P/f) narre en primera persona lo que realmente le ocurre en el medio ambiente llanero:

Estando en Upata el gabán
esta historia se puso a contá:
me vine del llano
cansado de tanto trabajo pasá,
allá me persiguen, me atacan
y todos me quieren matar,
 el indio yaruro
con grandes antorchas
me suele atrapar,
atrapar cuando de noche
me dispongo a descansar
y a los llaneros les gusta
comer mi carne guisá.


Carroza para comparsa de gabanes 
(archivo de Doris Edilma Quenza Santana)


Conclusión
En relación a tantos calificativos, el cantautor portugueseño Joel Hernández (2004) aclara: “Si uno analiza las cantas y romances que muchos compositores han escrito sobre el gabán, uno llega a la conclusión de que, efectivamente, le atribuyen una conducta relajada”.
Concerniente a la opinión de Hernández, si se indaga en el ¿por qué? de esta actitud, se concluye en la realidad de que, el contenido de cada joropo dedicado al gabán, es un indicativo de que este espécimen de la fauna encarna, imaginativamente, el alter ego, la ficción de lo que el llanero es o quisiera ser en el plano real. Entonces el gabán es sólo una excusa, pero es también una especie de paradigma folklórico en la cultura del joropo, proyección telúrica de la llaneridad.
Anterior a lo expuesto por Hernández, Víctor Bravo (1993: 15) asevera que “cuando las certezas de lo real se resquebrajan y abren la posibilidad de otros mundos ocultos en los mismos pliegues de lo real, el ser vive la estremecedora experiencia de la alteridad”. A partir de la afirmación de Bravo, cabe la posibilidad de pensar que lo fantástico de Particular real (P/r) de la teoría dolezeliana, aplicada al análisis de la poesía musical llanera, traslada cada sencilla composición en tiempo musical de gabán, desde su naturaleza ilusoria, hacia la otredad fantástica de la Literatura Universal, mostrando los lugares susceptibles del Particular real.
La afirmación de Bravo se robustece con la teoría de Duglas Moreno (2003: 126) cuando opina que “la ficción no consiste en hacer ver lo visible, sino en forjar una invisibilidad en lo invisible, Reino alucinante de la mímesis”. La hipótesis de Moreno refuerza a la vez la fórmula fantástica de Dolezel en la correspondencia espiritual entre el Particular real y su alter ego o Particular ficcional, cuando reitera que “sin duda, que en lo real es posible la existencia de la ficción, mientras que la verdad puede hacer que exista lo que no existe: lo ficcional.


*El Gabán Pionío (Ángel Custodio Loyola) Disfrute audio-video en https://www.youtube.com/watch?v=cVt_fPM4dsI


Referencias bibliográficas

Bravo, V. (1993). Los poderes de la ficción. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana.

Breitinger. (1997). En Garrido Domínguez, A. Teorías de la ficción literaria: los paradigmas. Barcelona-España: Arco/Libros, S.R.L.

Hernández, J. (2004). Entrevista no estructurada. Araure-Portuguesa.

Moreno, D. (2003). Historias de la calle Lincoln: Una visión posmoderna del desencanto (Trabajo presentado como requisito para ascender a la categoría de Profesor Agregado). Universidad Ezequiel Zamora. San Carlos-Cojedes.

Referencias discográficas

Bermúdez, D. (L.). Folklore (M.). (2003). El propio gabán. En Irma Sánchez (Intérprete). Puros gabanes. [CD Trak 16]. Caracas: Discos Cachilapo.

Hernández Guevara, E. (L.). Folklore (M.). (2000). El gabán peligroso. En Francisco Montoya (Intérprete). Gabanes Vol. I. [CD Trak 9]. Caracas: DIMUSIC, C. A.


Hernández, J. (L.). Folklore (M.). (s / f). El gabán y la gabana. En Héctor Hernández (Interprete). 20 canciones de Joel Hernández  [CD Trak 16]. Datos No Publicados.