martes, 18 de abril de 2017

Poemas del Jardinero del Amor. Varios autores (3) versos y audio musical

Llanera cojedeña en el archivo de Eulimir Guerra

RECOGÍ FRENTE AL SOL DE TU MIRADA 
(Eduardo Alí Rangel)
Recogí frente al sol de tu mirada
un caracol de amor para mi pena,
un girasol de luz tibia y serena
y una rosa de fe por ti sembrada.

Miré en la paz azul la estrella buena
frente a la nube silenciosa, amada,
y escuché la canción iluminada
de amor y miel, de flor y de colmena.

Hermosa el alba, la vivencia pura,
tu suave voz vestida de ternura
al calor de mis sueños integrada.

Y junto al pecho un caracol que suena
un girasol de luz tibia y serena
y una rosa de fe por ti sembrada.


A UNA ROSA (Jorge Vocos Lescano) 
Pues que naciste para ser hermosa 
y que en naciendo para tal afán te diste, 
bien fue que en la hermosura de ser rosa 
fueras, hermosa, rosa como fuiste.

Pues desde el instante en que naciste
de toda luz viviste codiciosa,
bien fue que en luz la vida que viviste
desde que fuiste fuera milagrosa.

Pues que así fue, bien fue, rosa que fuera
como el amor como la primavera
corto tu aliento, breve tu hermosura.

Que si por puro ser fuiste tan pura
por ser fugaz tu corazón perdura:
la eternidad te quiso pasajera.


INHALO  LA BRISA SABANERA (Celluz Celeste Luz)
Inhalo  el aroma de las flores
Y todos sus aromas me recuerdan
Que te llevo prendado en mis rincones…

Tú  eres la flor más bella que cultivo
Y eres la musa eterna de este cuento
Si un día me dejaras sin tu aliento
Mi lira quedará como el desierto…


LA ROSA VISITANTE (Juan Beroes)
La rosa que te andaba por la mano
subió a tus hombros, niña, de repente,
y abrió su primavera transparente
sobre un tallo de música lejano.

(¿Qué te andaba, también, por el liviano
contorno de mi beso hasta tu frente?)
¡Yo recuerdo la  rosa lentamente
caerse como nunca en el verano!

Y caerse sin tiempo en el olvido,
con aroma que vive o ha vivido
cuando el sueño a las flores desvelada.

Y recuerdo, también, que el curvo viento,
curvó en tu tierra de adorable acento
la niña rosa, niña, que te andaba.

MIL DISCULPAS (Gonzalo Caldera Rodríguez)
Como familia y mujer
mis respetos más floridos,
las rosas siempre han tenido
la admiración del clavel
y el poeta y el pincel
dibujan su señorío
van amarrando amoríos
con hebras de seda y miel.
magia y poesía en la piel
avivando coloridos,
y ese esplendor siempre ha sido
para la rosa su ley
y yo siempre seré aquel
que sin querer ha ofendido
por eso estoy confundido
en el arte del querer.


PALABRAS Y PUPILAS (Francisco José Martínez Morán)
La rosa sueña un hombre: 
con una desazón que le es ajena
mide las erosiones de su piel,
cataloga palabras y pupilas,
trata de comprender la decepción,
el miedo y la esperanza.

Sueña que la existencia se reduce
a sangre y pulso y polvo;
sueña que vive largas estaciones,
se sueña fea y pálida, se sueña
extrañamente vieja y olvidada. 
Sueña que los demás son los que hieren.

LA NIÑA Y LA ROSA (Aliria Escalona de Sanoja)
Lloraba, lloraba
sufría callada,
era bella,  era frágil,
se fue con la rosa.

Ahora la niña
hermosa no estaba,
callado silencio
rodeaba la estancia.

La niña corría
distancias lejanas,
entonces la rosa
quiso regresar.

Llegaron a un puerto
precioso, encantado,
rocióle su aroma,
arenas del mar.

La brisa del mar
aturdió a la rosa,
sus pétalos tiernos
deshojó al pasar.

La Niña no llora
sonríe dichosa,
feliz continúa
su peregrinar.


ISABEL (José Ramón López Gómez)
Quiero escribir para ti Isabel
unos versos que tengan el sabor
de rico maná vertido al papel 
que hoy recoge este mensaje de amor.

Rosa trémula, encendido cascabel,
rosa candorosa, reina del vergel,
de sueños que das a la vida todo su calor,
do liban abejas de miel su sabor.

Viene con la rima, dulce este mensaje,
toda la armonía que el verso le inflama,
vehemente el canto de armiño y encaje.

Y por el jardín, matinal riego,
la sabia a torrentes, del amor la flama
que alimenta tu dulce sosiego.


NIMIA (José Ramón López Gómez)
Flores hubo en mi jardín que hermosas,
por la luz vivificante de los soles
fueron color y hermosura de crisoles, 
primaverales y dedicadas rosas.

Y eres ni una de ellas, linda moza
blanda corola de tiernos girasoles
coronada de rojizos arreboles
piel de bruñida y blanca loza.

¿Cuál es de tu luz el tierno secreto?
Que  me hace cantar con emoción,
a tu justa belleza que es un reto, 

para admirar tu eterna primavera
do se nutre el fruto de sazón,
e inspira de estos versos su quimera.


LAS ROSAS DEL SENTIMIENTO
(Letra de Pedro Emilio Sánchez. Intérprete Eneas Perdomo)
Las rosas del sentimiento
se marcharon a otros lares
y el clavel de mis lamentos
se ha quedado en los palmares.
Las rosas del sentimiento
se marcharon a otros lares
y el clavel de mis lamentos
se ha quedado en los palmares.
Y ahora solo me encuentro
con mi guitarra encantada
sus arpegios me preguntan
dónde se habrán anidado
las golondrinas que un día
en mi pecho se posaron
Y ahora solo me encuentro
con mi guitarra encantada
sus arpegios me preguntan
dónde se habrán anidado
las golondrinas que un día
en mi pecho se posaron

Las rosas del sentimiento
se marcharon a otros lares
y el clavel de mis lamentos
se ha quedado en los palmares.
Las rosas del sentimiento
se marcharon a otros lares
y el clavel de mis lamentos
se ha quedado en los palmares.
Y ahora solo me encuentro
con mi guitarra encantada
sus arpegios me preguntan
dónde se habrán anidado
las golondrinas que un día
en mi pecho se posaron
Y ahora solo me encuentro
con mi guitarra encantada
sus arpegios me preguntan
dónde se habrán anidado
las golondrinas que un día
en mi pecho se posaron
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lunes, 17 de abril de 2017

Poemas del Jardinero del Amor. Varios autores (2) Versos y audio musical

Llanera cojedeña en el archivo de Carlos González


ROMANCE (Rodolfo Moleiro)
Pasaba por el borde florecido
La revestían luces de manzana.
Él bajaba el sendero vespertino
a rescatar luceros en el agua.

Ella era la brisa en el retoño
la luz de amanecer en el naranjo.
Él arpegios oía en el escombro.
Su corazón era un bosque de ocaso.

Ella incitaba pájaros del alba
y círculos de llamas en las rosas.
Él sabía que todo es escapada
en el humo, las aguas, las alondras.

Ella inclinó, rendida la cabeza
y fue como un albor estremecido.
Él se alejó en su íntima guerra.
Huellas de luna fueron su camino.


A UNA ROSA (Domingo Andrade Toro)
Aman todos los bardos a las rosas,
símbolo de belleza y de ternura,
y elogian su romántica hermosura
en variadas canciones melodiosas.

Unos cantan las rosas misteriosas,
las de color de sangre casi oscura;
otros, las rosas de ideal blancura,
acaso las más tiernas y preciosas.

Y hay quien canta las rosas amarillas,
las del mismo color de las mejillas
del niño triste, convertido en hombre.

Yo, en los hondos rosales de mi  vida,
no cantaré otra rosa más querida
que la límpida rosa de tu nombre.


NADA ES MAYOR (Arturo Camacho Rodríguez)
Nada es mayor que tú; solo la rosa
tiene tu edad suspensa, ilimitada:
eres la primavera deseada
sin ser la primavera ni la rosa.

Vago espejo de amor donde la rosa
inaugura su forma deseada,
absorta, inmersa, pura, ilimitada,
imagen, sí pero sin ser la rosa.

Bajo tu piel de nube marinera,
luz girante, tu sangre silenciosa
despliega su escarlata arborecida.

Nada es mayor que tú,  rosa y no rosa, 
primavera sin ser la primavera:
arpegio en la garganta de la vida.


DOLIENTE ROSAL (Carlos Borges)
Cada quien su rosal ha deshojado
en oblación gentil a tu hermosura:
de nieve, grana y oro el perfumado
profluvio envuelve tu ideal figura.

Oh novia del poeta afortunado,
yo soy el bardo de selva oscura;
en mi viuda jardín solo ha quedado
un doliente rosal de sepultura.

¿Quieres sus rosas? Con piedad divina
en el tronco, entre una y otra espina,
tu compasivo corazón injerta.

Y en cambio de la rosa funeraria
florecerá en tu boca la plegaria,
la flor más digna de mi pobre muerta.


XXIX/I/MMXVII (Héctor Méndez Zamudia)
El azul de mis querencias
se hizo melodía en tu aurora
cuando huérfano de anhelos
pintaste mi flor de bora

Cálido raudal aflora
al roce de mil caricias
y una estampida de besos
a mis anhelos envicia

Con delicada impudicia
sabiamente en tu vergel
vas floreciendo senderos

Me sabe a miel la codicia
que me provoca tu piel
bajo un cielo de luceros


HAIDEE (José Ramón López Gómez)
Buscaba en mi jardín un ejemplar,
que conservando su aroma y su tersura
pudiera todo el tiempo conservar
manteniendo por siempre su hermosura.

Y he aquí, que romántico juglar,
entre geranios y rosales, con ternura,
una flor permanente he de lograr,
la vida inundando, con su denosura.

La tomé entre mis manos cuidadoso,
sus pétalos sedosos y su aroma
me han hecho exclamar con alborozo.

¡Esta planta tiene algo de mi sino!
Y esta flor de delicadas formas,
será constante promesa en mi destino.


ILSE (José Ramón López Gómez)
Ha sido un cuento romántico,
un camino de rosas perfumadas
y muchas aves entonando un cántico
por entre las tiernas enramadas.

Madreselvas son para el caminante
flores que su aroma le dan dulcemente,
y es frágil lirio tu talle fascinante
núbil deidad que admiro ufanamente.

Hasta aquí esta tierna, dulce historia
que en mi corazón por siempre perdura
y guarda perenne toda mi memoria.

Hoy siento infinito este anhelo
de mirar por siempre tu gentil figura
lucero encendido de mi claro cielo.

De “NO JUSTIFICO UN COMIENZO” (Orlando Barreto)
Tardas en aflorar 
recelas de la palabra como si ella te pesara
Aunque lo pareciera solamente, porque
el poema después de todo te hace existir
No cierres tu flor arisca y salvaje
Sal
con toda la enredadera de tu flor carnal
y no te hundas en el umbroso cierre
de los bosques no solicitados
Asiste al desierto, pues, que las palabras
están echadas en la piel no escrita
de tu protegida ausencia


VIAJERA DEL RÍO (Letra de  Manuel Yáñez. Intérprete: Serenata Guyanesa) 
Paseando una vez por el malecón
extasiado me quedé
al ver una flor perfumando el río
era angelical como el azar
y corría y corría,
buscando el horizonte se perdía;
la quise tocar,  la quise abrazar,
quise amarla como a ti,
ni que fuera un mago para contener
la fuerza del rio
y se fue ocultando
y se fue marchando
luego desapareció,
pasaron los años
y el arcano tiempo la alejó de mí;
por eso en mis sueños
cuando la recuerdo
triste voy al malecón
para ver si el río cambia la corriente
y vuelvo a ver mi flor...

La quise tocar,  la quise abrazar,
quise amarla como a ti,
ni que fuera un mago para contener
la fuerza del río
y se fue ocultando
y se fue marchando
luego desapareció,
pasaron los años
y el arcano tiempo la alejó de mí;
por eso en mis sueños
cuando la recuerdo
siempre voy al malecón
para ver si el río cambia la corriente
y vuelvo a ver mi flor...
*Disfrute de esta canción en el siguiente enlace:

domingo, 16 de abril de 2017

Poemas del Jardinero del Amor. Varios autores (1) Versos y audio musical


Mujer llanera en el archivo de Fernando Parra

La rosa entreabierta, guardada en sí
para cuando salga, tocada,
ungida en aceite, lentamente toda ella.
Estoy yo contemplando la desnude(s)
de su espíritu cubriendo la de su alma. César Seco


JUDITH (José Ramón López Gómez)
Comencé a deshojar hoy, tierna flor
recitando para ti un poema
con toda la intención y el calor
que mereces tú, cual bella gema.

Este mi canto sentido con amor
a tu gracia de mujer será el emblema
que ha fraguado en esta hora con fervor,
para ofrecerlo ante ti como diadema.

De una noche coronada con auroras
que envuelve todavía con su fragancia
el recuerdo de embrujadas horas.

Hoy te siento, Judith, más infinita
una tierna sombra en la distancia
una flor cada vez más exquisita.


AQUEL JARDÍN DE ROSAS ENTREABIERTAS
(Camilo Balza Donatti)
Plácido y juguetón y serafino
lo vi nacer a orillas de la vida;
era como el regreso de una ida
sobre la misma breña del camino.

Tenía sabor de mariposa y vino
y sangre de clavel para su herida,
y una casa de humo amanecida
junto a una casa de sabor marino.

¡Ah jardín florido de mis amores!
Que yace hoy ausente de las flores:
sus niñas del ayer que viven muertas.

Cómo recuerdo  a solas con el llanto,
junto a su soledad de camposanto;
aquel jardín de rosas entreabiertas.


LA ROSA (Germán Pérez Chiriboga)
Voluta de color, carne de diosa,
remolino de nubes sonrojadas
en su mundo interior. Halito de hadas
corona el laberinto de la rosa.

Su cáliz esmeralda, que rebosa
en vivo bermellón, lleva talladas
gotas de rica sangre derramadas
por las heridas de la mariposa.

Ayer era un boceto, una promesa:
tersa y fragante piel de quinceañera,
capullo de ilusión belleza pura…

Hoy, su cruzada de color empieza,
y, al separar sus pétalos de cera,
brota el perfume de una mujer madura.


LA ROSA BLANCA (Pedro Prado)
La flor secreta de un amor escondo
en el oscuro pozo e mi vida;
es una rosa blanca suspendida
en agua de tiniebla, en lo más hondo.

A su silencio con dolor respondo;
cae en ella mi lágrima perdida;
la rosa del amor queda encendida
refulgiendo purísima en el fondo.

Nadie la escucha pero canta suave;
nadie la observa, pero brilla pura.
Como el reflejo del volar de un ave

hasta la estrella de la noche oscura
baja a mi pozo, y por mi rosa sabe
beber belleza en aguas de amargura.

De “TARDE DE CORONAS” (Camilo Balza Donatti)
Apostando flor a flor 
-gozo de fiesta temprana-
sobre la calleja plana
los caballos van trotando
mientras te sigo mirando
asomada en tu ventana.
Me dices con tus pupilas,
con tu risa retozona,
que tu bonita corona,
la fabricaste con lilas.
Los caballos van en filas,
nerviosos y corredores,
yo que estoy con los mejores
quiero decirle a tus ojos
que siento grandes antojos
por devolverte tus flores.

ALECIA (José Ramón López Gómez)
Surgiste como un lirio en mi camino,
con la misma sorprendente donosura,
con que esta señala su destino
y otro donaire exhibe su tersura.

Una flor es algo siempre como un signo
de gracia, de perfume,  de ternura
y en la lírica fuente de este sino,
bella mensajera de gracia y de finura.

Hay en el hechizo de tu boca grana,
constante invitación para adorarte 
y en efluvio que tu gracia emana

El perfume de la rosa es más perenne
en tu presencia, comienzo ya a soñarte,
porque eres alado y tierno duende.


LOURIE (José Ramón López Gómez)
Dedicada figura cual hechizo
en el albo y tierno cáliz de una flor
esta vez el destino de improviso
me llevó de frente a tu primor.

Por tu gracia judaica yo realizo
este verso con todo mi fervor
y en la urdimbre del tiempo va cual rizo
hilo trenzado en busca del amor.

En la dulzura de tus ojos hechiceros
toda la luz del cielo se retrata
y son estos mis versos lisonjeros

hoy quienes hacen pregón a tu belleza
y a ese el candor que ser impacta
mi bella dama con estirpe de princesa.

SENTIMIENTO APUREÑO
(Letra de Pedro Emilio Sánchez y Valentín Carucci-
Música de Manuel Luna. Intérprete: Francisco Montoya)
Aunque me cueste la vida,
mujer querida,
nunca olvido tu cariño,
aunque me cueste la vida,
mujer querida,
nunca olvido tu cariño,
cariño que le robé
a aquel jardín florecido
porque tú sabes que fui
jardinero de tu lirio
al jardín de tus amores
me conduce tu camino
Prendido como dos broches,
como dos broches prendido
me encierro en estos palmares
si sufrir es mi destino
pero contento y feliz
porque tengo tu cariño.

Si me llegas a olvidar,
cielito lindo  
te juro que por ti muero,
si me llegas a olvidar,
cielito lindo 
te juro que por ti muero
llorarán los chaparrales
mi canción, luna y lucero
y quedará solitario
mi sentimiento apureño
al saber que se ha marchado
la mujer que yo más quiero,
quedarán desamparados
aquellos broches prendidos
porque se marchitará
nuestro jardín florecido
al marcharse el jardinero
que cultivó tu cariño.
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