miércoles, 14 de junio de 2017

Breves cuentos, mitos y leyendas indígenas (14)

Imagen en el archivo de Juana Pedroza Hernández


LEYES SAGRADAS (Etnia Pemón)
Cuando me refiero a los árboles que nosotros llamamos sagrados, es porque no los puede tocar uno cualquiera. Sino que son utilizados para preparar buenos cazadores y buenos pescadores, de acuerdo a donde esté ubicado ese árbol. Si por ejemplo el Ayuk o el Wilkawa está a orillas del río o está inclinado hacia el río, quiere decir que ese árbol sagrado sirve para prepararse para ser un buen pescador. Y si está a orilla de la sabana, y está más o menos  doblado hacia la sabana, quiere decir que ese árbol es bueno para ser buen cazador de venado sabanero. Y si está inclinado en la orilla de la montaña hacia adentro, quiere decir que es bueno para cazar los animales que viven en las montañas, y así todo lo demás.
También decimos que el Tigre es sagrado, porque tiene su dueño que es el Mayikok.  Los ancianos nos dicen que así como los Pemón tenemos nuestros perros para que nos cuiden la casa, inclusive los enseñamos, los entrenamos para ser buenos cazadores, en la misma forma los Mayikok o los Patamona que viven en las montañas  tienen esos tigres.
 Y si uno mata un tigre, ellos en cualquier momento que lo encuentran a uno le hacen cualquier maldad, como en venganza para que uno sea respetuoso y no vuelva hacer eso.
 También hay culebras sagradas, que no se pueden tocar así sin más ni más. Hay una culebra que tiene unas pintas bonitas así medio rojas y, medio blancas en forma de rombos. Esas también son sagradas  porque pueden traer consecuencias negativas si uno tiene un hijo recién nacido. Si por cualquier motivo la tocó o se acercó, uno tiene que hacer el “contra” para que no le haga daño a la criatura.
También hay cerros sagrados porque están ahí los espíritus de los cerros.
Los piasan cuando van hacer sus ritos nocturnos, empiezan con el canto de Marik. Hay dos clases de Marik. El que utilizan los piasan tiene su introductorio, su desenvolvimiento, y su final. Hay que cantarlo en ese orden para que no surta efectos negativos. La persona que no conozca tal norma pierde su conocimiento, se hace anormal, y eso le ha pasado a muchas personas.
Yo conocí a un familiar mío que le gustaban esos cantos de Marik, le gustaba ser piasan.
Pero parece que psicológicamente no tenía aptitud para desempeñar esa función. Y por eso cantaba en cualquier forma, hasta que se enfermó, se alocó. Otro piasan que lo conocía dijo: Mira, eso pasa porque sin tener cualidades para ser piasan, se ha puesto en eso y como no entiende se ha vuelto loco. Nos dijo que hay muchas cosas que son sagradas y merecen respeto. Eso es lo que nosotros llamamos sagrado.
También la mujer es sagrada, por ejemplo, en su época de menstruación no la podemos tocar, no la podemos tener sexualmente porque trae muchas consecuencias: dormidera, flojera. ¿Se nos muere un familiar? Bueno, eso tiene sus consecuencias negativas también. Los niños de otras familia que vengan a donde ha muerto una persona, les afecta. Entonces le da fiebre, dejan de comer, se enflaquecen, pasan días sin comida y están permanentemente llorando. Entonces hay que contrarrestar eso. Y todas esas cosas nosotros las llamamos intocables o sagradas. Es ese orden de ideas  es que en toda la Gran Sabana, algunos lugares son sagrados.
Esa es la advertencia que nos hacen. Ese es el motivo por el que decimos que en toda la Gran Sabana hay árboles sagrados, hay pájaros sagrados que no pueden tocar, hay quelonios sagrados… como el morrocoy. El morrocoy es sagrado porque, teniendo un hijo recién nacido, si uno no hace una oración para contrarrestar para que no le haga daño, la criatura dobla piernas y los brazos, y así se queda. Yo tengo un ejemplo muy claro de un señor de Kamarata, que se llama Santiago Rosen, quien no hacía estas cosas.
 No creía en estas cosas. Y un día le dijeron: Mira, usted tienes un hijo recién nacido.
 Cuidado. - ¡Ah, yo no creo en esas cosas! – Comió y un hijo de él quedó con los brazos y las piernas torcidos, así como el morrocoy. Y así han pasado muchas cosas.
 Ese es el motivo por el que nosotros decimos que esos son sagrados, por no decir peligrosos. Porque si uno sigue las normas que le dan los viejos, dejan de ser peligrosas pero al mismo tiempo son intocables. Por lo mismo  que son intocables es que nosotros decimos que son sagrados algunos árboles, algunos animales, algunas aves, algunos quelonios, e inclusive peces.
 Hay también unas matas que muchos criollos utilizan, como por ejemplo esas maticas que tienen las hijitas como la hoja de ocumo, con sus pintaditas así rojas o blanquitas, una son buenas como para remedios – para ser buenos cazadores, para ser buenos pescadores. Pero  también hay otras que si uno  no sigue las normas le dan a uno, se convierte en cosas peligrosas.
 Uno como consecuencia de eso puede sufrir de dermatitis, sufrir de parálisis. Ese es el motivo por lo que quiero dar esas pequeñas explicaciones. Quizás los que me lean dirán: Eso es puro cuento.
 Eso no es puro cuento. En un evento que se realizó en Caracas, el entonces Director de Asuntos Indígenas, Omar González Ñáñes nos contó lo siguiente: Nos dijo que había estado como 12 años entre los indígenas Warekena del Amazonas, que le cogieron aprecio. Él tiene un libro que escribió sobre su experiencia y el nos contó que en una noche, cerca de la comunidad en que estaba, oyó roznando un tigre, cerquita. Hacía ¡Jau, jau, jau! Como le habían dicho que los tigres roznan en esa forma, el preguntó: ¿Bueno, hay tigres por esa parte aquí mismo? Y los indígenas se rieron.
 Una vez que se iba a regresar a Caracas, le dijeron: Mira, Omar, te vamos a dar un obsequio. Y le dieron una mata que era el guardián que ellos tenían en los conucos.
 Ellos ponían eso, como para que cuando se acercaran extraños roznaran como los tigres y los asustara.
 El siguió contando lo siguiente. Le regalaron una mata como guardián, y le dijeron: Mira, Omar, usted tiene que alimentarla de vez en cuando. Para eso usted compra huesos de res, o de otro animal. Los hierves y entonces con eso es que la vas a regar, y le vas hablar, como a un amigo, como hablar con una persona: Protégeme la casa, o avísame cualquier cosa que me pueda suceder.

Tomado de Pataamunaanü´nin: Nuestras Tierras son de nosotros (Etnia Pemón). Carlos Figueroa. Ediciones El Pueblo. Ciudad Bolívar. (2005)


LA MUERTE DE KWOIMOI (etnia Piaroa)
Ya desde hacía tiempo Kwoimoi venía rompiéndose la cabeza para ver cómo podía matar a su yerno Wajari, porque se lo quería comer. Su hija, Kwawañamu no era una esposa muy buena que digamos para Wajari. Estaba un poquito loca y se pasaba la vida quejándose de Wajari. Un buen día fue donde su padre y le dijo: —Me gustaría que te comieras a mi marido.
Y Kwoimoi se echó a reír lleno de maldad, pues eso era lo que quería desde hacía tiempo. Precisamente andaba Kwoimoi por la churuata de Wajari, mas ya Wajari sabía que su suegro estaba preparándose para matarlo. Se puso a pensar: —¿Por qué querrá mi suegro matarme?
Kwoimoi tomó la figura de diferentes animales para poder observar a Wajari pasando inadvertido. Wajari siguió su ejemplo transformándose primero en tigre, luego en serpiente y por último en águila.
Una noche Kwoimoi también se transformó en tigre y se escabulló en la churuata de Wajari para devorarlo. Pero Wajari se escondió bien en el techo, tomando la forma de águila, luego descendió sobre Kwoimoi le dio un picotazo en el hocico a su enemigo y, bien sujeto, salió volando con él hacia lo alto. Y tanto voló y voló alrededor de la tierra que Kwoimoi se murió.

Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).


LA MUERTE DE BUOKA (etnia Piaroa)
Un veneno mató a Buoka: el ñiyaekwa. Ruwa’yai le dio el veneno porque Buoka puso en ridículo a un niño y los padres se ofendieron. Ellos fueron los que le pidieron a Ruwa’yai que matara a Buoka. Wajari no sabía nada de lo ocurrido. Un buen día salió a visitar a Buoka. Entró en la churuata y preguntó por Buoka.  —Se fue a visitar a los blancos y a los indígenas waika.
Wajari buscó a su hermano por todas partes, pero nadie supo darle noticias de él. Solamente sabían que Wajari tenía un hermano que se llamaba Buoka. Wajari regresó a la churuata de Buoka y acusó a los que allí vivían: —¡Ustedes mataron a Buoka y no se atrevieron a decírmelo!
Más tarde Buoka renació y se convirtió en lo mismo que era antes. Recibió de Enemey Ofo’daa su figura y todas las partes de su cuerpo. Renació en la figura de Tuwa Ñemeli, el ciervo rojo. Buoka recibió los ojos de Enemey Ojo’daa y eran exactos a los suyos.

Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).


LA MUERTE DE WAJARI (etnia Piaroa)
Wajari entre sus viajes fue a parar entre los hombres blancos, donde lo atacaron perros rabiosos y lo botaron de allí. Y por dondequiera que viajó fue perseguido por los perros. Por los perros de los makiritare, de los yabarana o de los waika. Wajari corrió hasta Colombia, y luego todavía más al sur. Bajo los raudales de Ayacucho cambió de figura y se sumergió bajo el agua, llegando a la orilla después de Mariweka. Pero allá lo persiguieron los virus de los perros. Se escapó corriendo.
Wajari saltó al agua y los perros detrás de él. Se zambulló bajo el agua y saltó de una tierra a la otra, saliendo por aquí y por allá. Pero siempre los perros le seguían el rastro. Wajari llegó a Dimoro y lo atacaron los perros de los indígenas mabu y
wohitemu. Se escondió en los montes que se encontraban entre el Sipapo y el Cuao. Allá escaló la montaña y se sentó a pensar:
—¿Por qué esos perros me persiguen? ¿Tal vez por el olor de mi cuerpo? Después de decirlo, se lavó minuciosamente y se cepilló el cuerpo. Pero la limpieza no le sirvió de nada.Apenas se puso en camino, los perros se le tiraron. Por fin Wajari cayó desmadejado de tanto correr y lo mataron las lanzas de los mabu y los wohitemu cumplieron las órdenes de los kikaipuro.
La muerte de Wajari apareció en una de las visiones de Yubeku, uno de los grandes sopladores. Yubeku transformó la carne de Wajari en una planta comestible y se la comió.


Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).

1 comentario:

Recetas de Esperanza dijo...

Muy curioso. Menos televisión y más leer y seríamos más sabios. Gracias Isaías por compartir